"Torreones" es el nombre que se le da a estos salones escalonados con las sillas en distribución semicircular, cuya construcción se remonta a los inicios del campus actual. En la actualidad la Facultad de Medicina cuenta con dos de ellos: torreón norte y torreón sur, ubicados en el edificio Rafael Barrientos, Departamento de Morfología.
En los predios de la Facultad de Arquitectura y Diseño, muy cerca de la capilla Nuestra Señora del Camino, se levanta un viejo eucalipto que ha sido testigo del desarrollo de la Universidad. Se dice que la tierra en que fue sembrado provenía de distintos lugares de Colombia.
Electrocardiógrafo portátil desarrollado por Cambridge Instrument Co. en los años 30. Pesa cerca de 30 lbs, consta de una caja de madera con tres compartimientos que tienen un galvanómetro de cuerda, un tambor metálico para imprimir el registro electrocardiográfico y un compartimiento para cables y electrodos.
La Universidad recibió un diploma firmado por el Presidente de la República y una pequeña obra escultórica, con ocasión de la Acreditación Institucional de Alta Calidad. En la pieza se puede apreciar la letra griega θ, tradicionalmente asociada al Sabio neogranadino Francisco José de Caldas.
Afiches de los congresos de investigación de 1990 a 2015. Muestran información textual y visual relevante sobre las transformaciones que ha tenido la actividad investigativa en la Universidad. La colección se encuentra en el cuarto piso del Edificio Emilio Arango.
Los estudiantes de dibujo entran en pánico, es un reto condensar las infinitas facetas que conforman este rostro,es un reto construir esta cabeza llenándola de esos múltiples tonos que la componen, tonos que se vuelven infinitos.
Esta es la maqueta del nuevo Edificio de la Facultad de Artes Gerardo Arango S.J. Su diseño fue el ganador del concurso realizado en el año 2010 entre los egresados javerianos. El área del proyecto es de 15700 m2. Su autor es el Arquitecto Ricardo La Rotta.
Sapientia Aedificavit sibi domum o "La sabiduría se construyó una casa" es el lema que aún permanece grabado en el pórtico de la Casa de Aulas, sede colonial de la Universidad, y que ahora se encuentra en una placa a la entrada del Ed. Pablo VI.